Desde que tengo uso de razón he tenido una relación poco sana con la comida, y en los últimos años esto había derivado a una compulsión por comer y un sentimiento de culpa posterior que me estaban consumiendo. Llevaba siguiendo a Laura por redes sociales desde hacía algún tiempo, y llegó un punto en el que decidí ponerme en contacto para trabajar con ella y así disponer de herramientas que me ayudaran a gestionar estas emociones y la relación que tenía con la comida.  Trabajar con ella me fue genial. Con sus sesiones de terapia y los ejercicios que hemos hecho a lo largo del tiempo que me ha tratado, he conseguido ganar seguridad en mi misma, he aprendido a quererme y aceptarme y he aprendido a utilizar muchas herramientas para gestionar mis emociones. En lo que a ansiedad se refiere, ya tengo muy pocas veces, y cuando la tengo sé identificarla y gestionarla sin problema. También me ha ayudado a cambiar la percepción de mi misma y dejar de juzgarme para hacerme daño y a ser más autocompasiva. Sin duda la terapia con ella ha marcado un antes y un después en mi vida y su forma de trabajar es increíble. Se adapta totalmente a las necesidades del paciente. La mejor psicóloga que he conocido en mi vida. 100% recomendable. 

Conocí a Laura por Instagram, me pareció una chica dulce, risueña y muy profesional. Pues en ese ambiente he podido crecer. Ha sido un camino difícil, hemos abierto como dice ella: muchas puertas, pero ha sido reconfortante. Si sufres por tu imagen corporal, por la comida o sientes que algo no anda bien con ello habla con Laura, ella creyó en mi cuando yo no lo hacía y no puedo estar más feliz de tomar aquella decisión!

Cuando contacté con Laura estaba obsesionada con mi imagen corporal, me miraba en todos los reflejos; ella me ha enseñado a mirar más allá, a cambiar mi mirada. Todo lo veo mejor ahora, gracias Laura.

Hace ya unos meses que estuve con Laura y, en perspectiva, puedo afirmar que empezar con ella fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.

Salir de una mala relación con la comida y, en definitiva, contigo misma no es fácil. Requiere de tiempo, de paciencia y de mucho cariño y comprensión. Y eso es algo que nadie más que tú puede hacer por ti. No obstante, tener una persona que te acompaña, que te guía, que te permite expresarte y que te enseña y demuestra que hay otras vías, que es posible lograrlo y que te muestra el camino hacia una vida en paz con la comida y con tu cuerpo, es vital. El camino hay que recorrerlo igual, pero es mucho más sencillo cuando tienes a alguien que te lleva de la mano. Y Laura es eso. Laura te acompaña, a tu ritmo, sin presión. 

Poco a poco te va guiando hacia otra vida mejor, que probablemente ni si quiera hubieses soñado. Una vida en la que te miras al espejo y te gustas. En la que ves la comida como lo que es, comida. En la que disfrutas de salir sin pensar dos veces en la dieta, en si te cuadra con el horario del gimnasio, en si te lo puedes permitir.

Yo también pensaba que conmigo no iba a funcionar. Que siempre iba verme en el espejo con rechazo. Que iba a comer contando calorías. Que tenía que compensar. Que no podía no obsesionarme con la cantidad de deporte que hacía a la semana. Que comer lo que quisiese y estar sana era incompatible.

Y la verdad es que no. Casi un año después de haber empezado con Laura, estoy lo más saludable que he estado en mucho tiempo. Estoy mentalmente en paz. Como para nutrirme, nunca paso hambre y nunca me prohíbo nada. Hago el deporte que me pide el cuerpo y no me obligo cuando estoy cansada, cuando no tengo tiempo o cuando, simplemente, no me apetece. Y, contra todo pronóstico, estoy lo más sana que he estado en años. Sobretodo mentalmente, que a veces se olvida.

A veces infravaloramos lo mucho que una buena relación con la comida puede suponer para nuestra calidad de vida. Y la verdad es que todos y todas nos merecemos una vida plena. No es un camino fácil, pero merece la pena. Ojalá, si estás leyendo esto, te animes a intentarlo. Ojalá hubiese conocido a Laura mucho antes.